viernes, 4 de enero de 2013

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DOS MAESTRAS EXPLICAN CÓMO EL ARTE PUEDE SER UN MEDIO EXCELENTE PARA FOMENTAR Y DINAMIZAR EL APRENDIZAJE EN LAS AULAS

portada_Tocar_el_Arte_small_shadow“En la educación española, el arte ha sido tradicionalmente considerado el pariente pobre al que solo se le hace caso si sobra tiempo, porque no es importante”. Severas y acertadas palabras las empleadas por Ghislaine Bellocq, una de las dos autoras de ‘Tocar el Arte. Educación plástica en infantil, primaria y…’, (Ed. Kaleida Forma) para definir la educación artística y plástica en nuestro país durante la presentación del libro en el Patio Herreriano de Valladolid. La publicación salió a la luz en el año 2011, pero sus dos autoras no dudan en seguir presentándola en distintos lugares para proporcionar a los docentes de educación infantil y primaria una herramienta válida, con la que incluir el arte en el programa de estudio.
La dinámica que Ghislaine Bellocq y María José Gil Díaz (coautora de la obra) proponen se aleja considerablemente de los tediosos ejercicios de plástica a los que las clases sometían tradicionalmente a sus alumnos. Todo lo contrario: la idea consiste en sacar al arte de su reducto y su olvido, para trasladarlo a todos los ámbitos de la vida y del aprendizaje. La lengua, la historia, las matemáticas… Y la vida en general.

EL ARTE COMO MÉTODO Y PARTE DE LA ENSEÑANZA

Es lo que parecen sugerir los tres puntos suspensivos del título, que invitan al lector a no quedarse solo en la educación. Tras comprobar de primera mano la desastrosa situación de la enseñanza artística en nuestro país, Bellocq y Gil Díaz se pusieron manos a la obra para llevar al papel sus objetivos en el campo de la docencia. Para ellas (que además de maestras son también artistas) el arte no es la eterna “maría” de las aulas, sino que “puede servir para abrir ventanas a la creatividad de los niños”, según comentaba Ghislaine Bellocq.

“HAY QUE ABRIR LOS OJOS AL ARTE, DESARROLLAR LA CURIOSIDAD HACIA EL MUNDO DE LOS ARTISTAS, LAS GALERÍAS, LOS MUSEOS, Y ESO REQUIERE UNOS CONOCIMIENTOS PREVIOS QUE EN EL MAGISTERIO ESPAÑOL ESTÁN SUBDESARROLLADOS”

18274081Mezclar historia del arte con práctica artística, y llevar el resultado al resto de las disciplinas dentro de la enseñanza, puede ser una vía idónea para conseguir resultados dobles en una sola sesión. Las obras de muchos artistas pueden servir como punto de partida para clases de matemáticas, literatura, historia… De forma que los alumnos asociarán en el futuro ambas cosas, siendo para ellos más fácil recordar lo aprendido mediante la interacción entre conceptos. Como su co-autora comentaba en la presentación de Valladolid,“queremos que en clase se desarrollen todas las facetas de la inteligencia, la visual, la lingüística, la matemática, y el arte puede ser un gran motor para ello. Para ello hay que abrir los ojos al arte, desarrollar la curiosidad hacia el mundo de los artistas, las galerías, los museos, y eso requiere unos conocimientos previos que en el magisterio español están subdesarrollados”.
Imagen: Ghislaine Bellocq y Miguel Martínez, editor del libro. / H. SASTRE. www.elnortedecastilla.es.

“UN LIBRO PARA ENSEÑAR A MIRAR, ENSEÑAR A HACER, ENSEÑAR A INVENTAR... ENSEÑAR A APRECIAR”

‘Tocar el Arte’ ha sido desarrollado como una herramienta que los maestros de educación infantil y primaria pueden utilizar para llevar a cabo la enseñanza a través del arte. La información que se ofrece es fundamentalmente práctica, de forma que el libro está diseñado para convertirse en un manual de uso básico. En la página web de la editorial, entre las distintas opiniones que ha generado el libro (todas ellas muy positivas) nos ha llamado la atención la de una docente que comentaba lo siguiente: “Un libro que guía al profesor para que proponga a sus alumnos sencillos ejercicios plásticos con los que se divertirán, desarrollarán su pensamiento creativo y aprenderán que grandes artistas contemporáneos han hecho de esa forma sus obras. Cada ejercicio propuesto tiene unas jugosas referencias conceptuales a movimientos y artistas del arte contemporáneo (…). Un libro para enseñar a mirar, enseñar a hacer, enseñar a inventar... Enseñar a apreciar”

ensenanza-arteLAS AUTORAS PROPONEN UNA ENSEÑANZA DE LA PLÁSTICA MODERNA, TRANSVERSAL Y CON UNOS OBJETIVOS Y PROGRAMACIÓN RIGUROSOS

Junto con el libro las dos autoras llevan también un blog para apoyar y complementar la información, que ofrece un dinámico panorama sobre el mundo del arte y su relación con la enseñanza: http://tocar-el-arte.blogspot.com.es. Lejos de considerar el arte en las aulas como algo secundario, que solo se “toca” cuando las clase de matemáticas o de inglés dejan un rato libre, Ghislaine Bellocq y María José Gil Díaz proponen cambiar este negativo concepto por una enseñanza de la plástica moderna, transversal y con unos objetivos y programación rigurosos. Según la Editorial Kaleida Forma, el libro ofrece “un marco conceptual claro y aplicable, una propuesta sobre cuál ha de ser la intervención del profesorado de modo que permitamos el desarrollo de la competencia artística en el aula y un conjunto bien sistematizado de actividades sencillas y significativas para los niños”. En resumen, ‘Tocar el Arte’ es una herramienta muy práctica y eficazmente desarrollada, que no debe faltar en el cajón de ningún profesor con vocación y miras creativas.




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Una educación rica en artes facilita conseguir mejores empleos y reduce un 10% la probabilidad de caer en paro



El sistema educativo tiene muchos agujeros, entre ellos el de la formación artística
Una educación rica en artes aumenta en un 17,6% las posibilidades de cursar estudios superiores y de conseguir mejores trabajos, al tiempo que reduce en un 10% las probabilidades de caer en el desempleo. Por el contrario, la carencia de este tipo de educación eleva en cinco veces, a partir de los 26 años, las posibilidades de acabar siendo dependientes de ayuda o asistencia pública. Estos datos, entre otros, se recogen en el informe «Buenos días creatividad», elaborado por la Fundación Botín y un equipo de expertos internacionales, que fue presentado ayer.
Los niños vienen al mundo con sofisticados «programas de software» preinstalados que desafían el entendimiento humano. Pero cuando empiezan a interactuar con el mundo real, se infectan de los «virus» que «retrasan su crecimiento en la vida, el virus de la comparación, del etiquetado, la clasificación y la evaluación, de la culpa y la crítica, por mencionar algunos. Para cuando son adultos, han perdido más del 70% de sus capacidades innatas. En realidad no las pierden, sino que quedan adormecidas», asegura la doctoraMartina Leibovici-Mühlberger.

Crisis creativa

El informe recoge algunas conclusiones de un análisis realizado porKyung Hee Kim partiendo de los datos recogidos sobre casi 300.000 adultos y niños estadounidenses. Señala: «En los últimos veinte años, los niños se han vuelto menos expresivos en cuanto a sus emociones, menos enérgicos, menos habladores y expresivos, menos cómicos, menos vitales y pasionales, menos perceptivos y menos sintetizadores», entre otras cosas.
El informe presentado es un «un reto para contribuir a generar progreso y desarrollo económico y social gracias a la mejora de la inteligencia emocional y la capacidad creadora de las personas», afirma el director general de la Fundación, Íñigo Sáenz de Miera.
Los datos más evidentes de la mejora de los logros académicos que se consiguen con una educación rica en artes, están recogidos en el estudio realizado por James Caterall sobre más de 25.000 alumnos de Estados Unidos. Sus resultados indican que los estudiantes que se implican en las artes tienen más probabilidades de escribir, leer y realizar matemáticas complejas.
Al cumplir los 26 años, los alumnos con una educación rica en artes tenían mejores empleos y más probabilidades de describir sus vidas como felices y con buenas relaciones. Por el contrario, los estudiantes con una educación con carencia en artes tenían cinco veces más probabilidades de acabar siendo dependientes de ayuda o asistencia pública. Ahora bien, el estudio también advierte de que aquellos lugares en los que la educación en artes se había realizado con programas de baja calidad, no solo no había favorecido a los alumnos, sino que había provocado efectos negativos en el desarrollo de la creatividad y del pensamiento innovador de los jóvenes.



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“Detrás de un cuadro existe un mundo mejor”

Serenidad, sosiego y templanza es lo que desprende Anna Cutler, primera directora del centro de enseñanza del museo de arte moderno Tate Modern de Londres. Durante los últimos 20 años, esta inglesa ha trabajado en el ámbito educativo, pero su faceta interdisciplinar la ha llevado a ser directora de festivales, profesora de universidad, administradora e, incluso, productora.
“Siempre he estado rodeada de arte y no concibo mi vida sin él”, comenta mientras se limpia las gafas. A Cutler le inspira cualquier cosa, desde una bolsa de plástico en el suelo del mercado de Borough —a 15 minutos del museo— a una miga de pan encima de un mantel; “la belleza, para entenderla, hay que apreciarla”, comenta sonriente. Esta mujer risueña se siente afortunada de poder decir sin miedo lo que siente. Considera que uno de los problemas de la sociedad es que “solo quiere sobrevivir” y ha caído en la trampa de pensar que expresar los sentimientos es cosa de débiles.
Cutler ha estado recientemente en Madrid para dar una charla en la Fundación Botín sobre la importancia del impacto del aprendizaje en la vida cultural y la necesidad de involucrar a las personas en nuevos proyectos creativos. Durante la cena explica la importancia de la creatividad como apoyo a la formación en los más pequeños y la necesidad de apostar por nuevos sistemas educativos. Tiene tan interiorizada la importancia del proceso creativo en cualquier idea, que en su departamento, a orillas del Támesis, no sale adelante ningún proyecto que quebrante este mantra.
Los niños son sus pequeños “experimentos”, los utiliza como catalizadores de las nuevas formas de expresión y experimenta con ellos la viabilidad de sus nuevas iniciativas. “Hacen tangibles nuestras ideas, muchas veces, demasiado abstractas para realizarlas”, comenta entre bocado y bocado de montaditos de queso y carne.
Cutler habla de su segunda pasión: su familia. Se le cae la baba con ellos. Presume de la pasión de su hija por la literatura. “Le gustaría dedicarse a ello”, comenta mientras sorbe su café y aprovecha este comentario para desahogarse sobre el sistema educativo en general. “Hoy los colegios intentan encarrilar a los alumnos hacia lo que se les da bien”. “Los listos, a ciencias, y los tontos, a letras. Una lógica propia de la Edad Media”, comenta con soslayo.
Tras varios minutos despotricando sobre la escuela, su malestar desaparece en cuanto habla de su hijo Sam. Un chico al que define como parlachín y muy divertido.
Esta inspiradora mujer reconoce que no sabría qué hacer si no tuviese cerca a los suyos. Cuenta que fue su progenitor quien le enseño “a cuidar y apostar” por lo más importante. Él lo hizo con el arte y su familia. Cutler comenta que su padre fue “un mecenas obrero” que invirtió la mitad de sus ahorros en la educación de sus hijos y la otra mitad en visitar galerías de arte. “La pintura le hacía soñar, evadirse y pensaba que si alguien había pintado un cuadro era no solo porque se lo había imaginado, sino porque detrás de ese lienzo existía un mundo mejor”. Algo que, según esta directora, se puede conseguir mientras existan personas valientes e inconformistas con ganas de luchar.

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